Aurea sensibilitas

Juan Carlos Rego. 2018

Texto de Juan Carlos Rego sobre la exposición OLEO. Mònica Fuster. Casal Solleric de Palma.

Qué difícil es adentrarse en tan complejo mundo, aquel en el que se adentra él o ella, el creador, que adoptando la intuición, hace de la misma su doctrina, y desde la cual desarrolla una metodología que se fundamenta en la experimentación. Se evoca aquí el sentido mágico que envolvía la práctica de la alquimia. El artista se adentra pasionalmente en un entorno existencial único, más allá de cualquier consideración, y como en el acto de meditación, y su práctica continua, consigue alcanzar un estado único en donde la pureza se combina con la necesidad de descubrirse así mismo, y también a través de los elementos que nos rodean, como parte de un todo, bebiendo de esa idea cosmológica, entendida desde su concepción filosófica de la naturaleza aplicada al arte, que enlaza con una visión primigenia de la praxis artística entroncada con la idea de la evolución de la civilización humana. Si en una gota de agua podemos ver el universo, y el enigma de su creación, en el áureo elemento vertebrador de vida y de cultura, esencial en la comprensión de nuestra civilización, podemos vernos a nosotros mismos, como parte de ese universo trasformado por la humanidad.

Mònica Fuster actúa como si de un chamán se tratara, como expresión de esta colectividad humana a la que el artista puede por sus atribuciones representar, dentro de una tradición en la que encontramos figuras que tienen un gran significado en el contexto simbólico de la historia del arte contemporáneo, como son Joseph Beuys o Ana Mendieta, ambos artistas referentes indiscutibles han sido, a pesar de sus diferencias, creadores que han comulgado de una misma manera de entender la práctica artística: más allá de ser agentes creadores de objetos de contemplación, gozo o catarsis, han actuado activamente desde sí mismos y en relación a los elementos que conformaban sus respectivas cosmogonías. En la obra de Mònica Fuster, y especialmente en estos últimos trabajos, podemos ver los precedentes de este vínculo performático, fruto de un ansia por experimentar que es a su vez la manifestación de una “acción ritual “, que más allá de cualquier espacio o lugar, tiene la necesidad de materializarse en objetos, en algunos casos, de preciosa manufactura y gran belleza estética, como si de lo inmaterial o espiritual deberíamos pasar a un medio material, físico y tangible, más propio de la producción artística.

El aceite, áureo elemento, tiene atributos sagrados y estos están ligados a la idea de lo divino. Esta preciosa y densa sustancia, es un elemento esencial de la ancestral cultura balear, y de la civilización mediterránea. Una civilización que abraza pueblos de creencias y culturas diversas pero que mantiene vínculos esenciales en común. Es por lo tanto, un motivo de celebración el saber cómo se ha establecido ese vínculo conceptual a través del proyecto alter ego de Oleo, que ha sido l-Kādō para La Tour du Ciel -Borj al-samaâ, en Tánger.

Oleo, es icononológicamente una metáfora de la pintura, expresada en diferentes formatos y soportes, a través de la utilización de elementos naturales para extraer de ellos sus cualidades cromáticas y también olfativas, en un paradigma de la futilidad y volatilidad de la naturaleza, que se identifica, por lo tanto, con la vida, entre lo tangible y lo intangible. Y es en este contexto, y aprovechando estas ricas propiedades, como se hiciera ancestralmente, en donde encontramos como medios esenciales de este proceso pictórico, el aceite, la cúrcuma y el vino, elementos sobre los que Mònica ha realizado una exhaustiva investigación y desarrollado un intenso proceso creativo, de tal manera que como resultado de su acción pictórica y de ese proceso, presenta obras en libro-lienzo desplegables, exquisitamente realizados.

A través de los medios expresivos presentes en este proyecto, fotografía, vídeo, pintura, y la riqueza de soportes como los libros-desplegables en fundados en piel, o los recipientes cerámicos que contiene aceites esenciales, podemos leer un historia de muchas historias o adentrarnos en un universo, que como en las danzas sufís, a través de la unidad se alcanza el todo, en un ejercicio de catarsis en la que nos desprendemos de lo material para adquirir una sensibilidad áurea.